tiemblo

Pienso, pienso que te veo y me hacés sentir. Entonces siento. Pero siento yo, gracias a vos. Y vos, vos sentís? A veces siento que sentís conmigo algo que sólo nosotras sabemos sentir, algo tan único que se desvanece cuando nos alejamos, cuando nos alejamos lo suficiente como para no escucharnos. Porque te escucho, te escucho y vuelo. Vuelo y vuelvo, vuelvo a ser ésto que escribe, ésto que soy yo. Yo que escribo lo que soy, soy y escribo. Y planeo, no de planear algo sino de planear en el cielo, aunque no esté en el cielo, porque el cielo es mi mente y yo planeo cuando pienso, desvarío mientras pienso porque planeo y no lo controlo; y ahí estás vos, que aparecés aunque estés lejos.
¡Pero si recién estabas acá! Sos como el viento. Y me encantás tanto, loca. Porque sos viento, yo no te puedo controlar. Y lo que controlo me aburre. Pero lo que no controlo me da miedo. Entonces no sé, te juro que no sé... ¿Qué voy a hacer? No te quiero mentir, me asustás tanto pero tanto, pero más me asusto yo. Qué complicado es esto de admitir las cosas.