¿Cómo medirías tu vida?
¿Cómo me dirías tu vida?
Si estuvieras en una camilla
con el pulso bajo y un par de tubos conectados;
o inclusive si aún estuvieras con vida.
¿Cómo medirías tus años?
¿En vivencias, en escondidas?
En minutos, en segundos, en huidas.
Sonrisas, lágrimas, saliva;
sexo, transpiración, caricias.
Cómo te atreverías a achicar
tantas cosas para poder explicar
todo lo que ha pasado por tu pecho.
Cómo podrías decir
que estos años han sido
gratos o una tortura.
De qué manera reflejarías
todo lo que agradeciste
todo lo que maldeciste
todo lo que hubieras deseado
que nunca jamás hubiera pasado.
En qué palabras pondrías
todas aquellas ocasiones
en que la piel se te puso 'de gallina'
en que el sudor se tornó frío
y tuviste miedo o adrenalina.
¿Cómo serías capaz
de resumir
toda
tu
vida?
En colores que viste,
fragancias que oliste,
texturas que al tacto sentiste,
sabores, ilusiones, bebidas.
Manos, abrazos, porros y risas.
Sanguches, asados, vinos y birras.
Peleas, discusiones, fotos emotivas.
¿Besos? ¿Frases que quedaron grabadas en tu memoria?
Decisiones que tomaste,
momentos en que te detestaste,
o el orgullo que sentiste.
Personas que te extrañaron,
tardes en las que te sentiste parte de algo,
mañanas en las que no pudiste salir de la cama.
Cuánta cristalería llenaría
con los llantos que derramé.
Un montón de cajas vacías;
pero, un par, de logros llené.
Bolsas y bolsas de esa sensación tan cálida
de tus manos con las mías,
de tu boca contra la mía
y tus brazos a mi alrededor.
Quisiera que los recuerdos fueran semillas,
para que de mi nostalgia creciera algo
algo lindo todavía, algo vivo.
La vida es eso,
nacer y morir.
Somos algo finito
llenos de posibilidades
que, al final, nos hacen
más que infinitos:
inalcanzables.
Si estuvieras en una camilla
con el pulso bajo y un par de tubos conectados;
o inclusive si aún estuvieras con vida.
¿Cómo medirías tus años?
¿En vivencias, en escondidas?
En minutos, en segundos, en huidas.
Sonrisas, lágrimas, saliva;
sexo, transpiración, caricias.
Cómo te atreverías a achicar
tantas cosas para poder explicar
todo lo que ha pasado por tu pecho.
Cómo podrías decir
que estos años han sido
gratos o una tortura.
De qué manera reflejarías
todo lo que agradeciste
todo lo que maldeciste
todo lo que hubieras deseado
que nunca jamás hubiera pasado.
En qué palabras pondrías
todas aquellas ocasiones
en que la piel se te puso 'de gallina'
en que el sudor se tornó frío
y tuviste miedo o adrenalina.
¿Cómo serías capaz
de resumir
toda
tu
vida?
En colores que viste,
fragancias que oliste,
texturas que al tacto sentiste,
sabores, ilusiones, bebidas.
Manos, abrazos, porros y risas.
Sanguches, asados, vinos y birras.
Peleas, discusiones, fotos emotivas.
¿Besos? ¿Frases que quedaron grabadas en tu memoria?
Decisiones que tomaste,
momentos en que te detestaste,
o el orgullo que sentiste.
Personas que te extrañaron,
tardes en las que te sentiste parte de algo,
mañanas en las que no pudiste salir de la cama.
Cuánta cristalería llenaría
con los llantos que derramé.
Un montón de cajas vacías;
pero, un par, de logros llené.
Bolsas y bolsas de esa sensación tan cálida
de tus manos con las mías,
de tu boca contra la mía
y tus brazos a mi alrededor.
Quisiera que los recuerdos fueran semillas,
para que de mi nostalgia creciera algo
algo lindo todavía, algo vivo.
La vida es eso,
nacer y morir.
Somos algo finito
llenos de posibilidades
que, al final, nos hacen
más que infinitos:
inalcanzables.