Tómeme en serio
Cada vez que me detengo un poquitito a pensar en la gente que me rodea... Por ejemplo esta familia que podría decirse que me cayó del cielo porque hoy no sería yo sin ellos. Literalmente hablando, estoy segura de que yo sería una persona completamente distinta si me hubiera criado con otra familia, otros hermanos, otra casa, otra comida, otra mascota, otro auto, etcétera etcétera infinitamente etcétera; así que también me creo capaz de afirmar que de no haber tenido estos padres, hijos de mis abuelos, yo no existiría. Yo. Qué palabra tan grande, mamá. Todos tenemos esa gran incógnita cuando tomamos conciencia, allá por nuestra infancia, de que la realidad no es una película filmada en algún lado exclusivamente para nosotros sino un conjunto de seres y objetos y acciones y espacio y distancia y sentido y etcétera; me refiero a la curiosidad más importante del ser humano: qué es yo. Sí, dirán que la pregunta gramaticalmente correcta es "¿Quién es yo?". Y eso aún sería incorrecto porque estaríamos hablando de alguien con un déficit que no sabe reconocerse como persona y piensa que "yo" es otra persona. En fin: es exactamente eso. Quién es yo. Quién es el pronombre interrogativo que crea la idea de otro sujeto, por tanto y en cuanto podemos decir que yo es un sujeto. Una persona. Un ser. Pero eso es tan sólo una introducción a la real cuestión: cada ser humano abarca, dentro de su yo, una infinidad de relaciones, percepciones, emociones, visiones, ¿alucinaciones? ¿obsesiones? Uf. Etcétera. Y tal vez me haya ido por las ramas pero todo se conecta: cada pequeña acción que hayamos divisado en nuestras pequeñas y enormes vidas, cada estímulo que obtuvimos con nuestros órganos, cada etcétera que etcétera, todo eso forma parte de lo que el yo encierra. Y con etcétera me refiero, en todo este texto, a la infinidad de cosas -y me atrevo a llamarlas cosas porque es cosas lo que son- que todavía no han sido inventadas, formuladas, aplicadas, probadas, etcétera. El límite es aquella barrera inexistente que nos atrae. No hay verdaderos límites, en ningún sentido práctico, no existe tal cosa. Vinimos al planeta como seres ilimitados. Eso es un poder que no sabemos manejar aún; y probablemente nunca lo lograremos.
Y aún así, siendo los humanos tan poderosos y capaces.. aunque suene exagerado; puede usted mismo comprobarlo: todo lo existente fue alguna vez inimaginable e imposible, hasta que se creó. Aún en esas condiciones somos seres casi demasiado dependientes. Increíblemente es algo que ya les conté. No seríamos tantos yo sin las co(sas)ndiciones que nos rodean, sin ese contexto con esa gente, esos aromas, esos colores, esas satisfacciones, esas distracciones, esos etcétera. Quiero decir: físicamente tal vez no necesite todo esto, pero ¿qué sería de mi mente si mi alrededor fuera otro? nadie estaría escribiendo esto, que tan importante puede ser. Seguramente no me sea literalmente necesario pero sí indispensable. Creo también poder afirmar que hay otro nivel en esta vida. No nivel en términos de jerarquía, no es un nivel tanto más importante que los otros, pero sí en términos de ¿descubrimientos? Algo así. Una vez que entendamos los lazos de los que nos conformamos, llegaremos a entender el yo. No te preocupes. Sigue funcionando igual, aunque no lo conozcas todavía; pero es una travesía llegar a tal punto. Cuántos niveles quedarán por entender de esta especie. Cuánto queda por descubir. Cuántos lugares del planeta me imagino pisando por primera vez. Cuánta gente quiero cruzarme en esta vida, es tanto lo desconocido. Y cuántas cosas, personas, aromas, colores, emociones, satisfacciones quiero guardar. Apreciar. Todo se trata de eso.