old
Escribo, así como fumo, para deshacerme de esta aberrante necesidad de adentrarme en tu vida, en tus sueños, tus pensamientos; adentrarme sin razón y sin permiso, como quien corre por el patio ajeno sin siquiera saberlo. Pero yo sí lo sé, y lo temo, me aterra el creer que saldrás a los gritos a echarme, con razón y con permiso, de tu terreno; porque tu vida es tuya y yo soy algo así como un intruso, una molestia. ¿Quién sabe? ¿Quién sabe cuánto más tengo que adentrarme para descubrir, quizás reconocer que no soy más que una mala hierba, un niño no tan inocente correteando por ahí? Es el dolor, es el contraste, es el miedo; todo ello me provoca esta estupidez, este sinsabor, esta amargura e incredulidad. Sé, entiendo lo difícil que debe ser tolerar algo así, aunque debo decirte que por mi parte tampoco es fácil.
No, no he de buscar el papel de víctima en la obra -aún sigo buscando el sentido de la obra-, sólo me gustaría que supieras que no sé bien cómo llevar a cabo esto, cómo suprimir o, tal vez, saber abrazar esta penuria. Verás, tampoco creo correcto eso de eliminar todo lo que siento, sería como cortarme un dedo, una pierna, despedirme de una parte de mí. Porque, sí, en cierta forma todo esto me complementa y hasta es posible que haya llegado a tomarle cariño a lo que me atormenta.
No me alcanza la voz para preguntarme cuándo ha sido el momento en el que me convertí en un cobarde, cobarde que no sabe admitir este dolor que es extrañarte.
No, no he de buscar el papel de víctima en la obra -aún sigo buscando el sentido de la obra-, sólo me gustaría que supieras que no sé bien cómo llevar a cabo esto, cómo suprimir o, tal vez, saber abrazar esta penuria. Verás, tampoco creo correcto eso de eliminar todo lo que siento, sería como cortarme un dedo, una pierna, despedirme de una parte de mí. Porque, sí, en cierta forma todo esto me complementa y hasta es posible que haya llegado a tomarle cariño a lo que me atormenta.
No me alcanza la voz para preguntarme cuándo ha sido el momento en el que me convertí en un cobarde, cobarde que no sabe admitir este dolor que es extrañarte.